Beorn

Bilbo despierta al amanecer, lejos recuerda su bello hogar. Largo el camino por recorrer, y en su bolsillo una voz oye hablar. Con las águilas vamos hacia La Carroca, la Tierra Media se extiende sin fin. Gandalf nos lleva a buen refugio que guarda un dueño muy peculiar. Cuando se enfada puede resultar desagradable para los demás. ¿Quién llama a mi puerta? ¿Queréis ver a la bestia? Soy Gandalf y él Bilbo, rogamos su cobijo. Entrad, venid, a la casa de Beorn, atento escucho vuestra historia. Un, dos, diez, hay más de los que decís. ¡Qué todos sean bienvenidos! Entrad, venid, a la casa de Beorn, atento escucho vuestra historia. Un, dos, diez, hay más de los que decís. ¡Qué todos sean bienvenidos aquí! Fue de noche, y Bilbo conservó el valor. Cuentos entre llamas, cierto es cuanto vi. Terminó con su relato y Gandalf a todos reunió. Beorn tras el cuento acepta el encuentro, y nos invita a los quince a cenar. Perros y ovejas cuidan al comensal, mientras, el oso se marcha sin hablar. Brindamos. cantamos, soñamos asustados. Al alba, afable, Beorn nos guía al bosque. Entrad, venid, a la casa de Beorn, atento escucho vuestra historia. Un, dos, diez, hay más de los que decís. ¡Qué todos sean bienvenidos! Entrad, venid, a la casa de Beorn, atento escucho vuestra historia. Un, dos, diez, hay más de los que decís. ¡Qué todos sean bienvenidos aquí! Cantad, marchad, de la casa de Beorn, mi puerta siempre estará abierta. Aquí podéis regresar cuando gustéis, a jarra llena y mesa puesta. ¡Entrad, venid, a la casa de Beorn!