Silencio

Esta era la historia de un anciano sabio Que había pasado sus años sin jamás abrir sus labios Se sentaba cada tarde debajo de un árbol Sobre un cerro y con su cara hacia un bosque apuntando Un buen día, el viejo una señal daría Avisando que el próximo viernes él hablaría La alegría del pueblo donde el habitaba Creció al saber la nueva y lo que ello implicaba Todos lo esperaban en las esquinas de él se hablaba Difícil ver que alguien de la noticia no se enterara Las ansias eran raras en ese pueblo tan tranquilo Puesto que no era costumbre ver algo de ese estilo Llegado el viernes el poblado emocionado se reunió Todos miraban al viejo en la cima del cerro Un silencio escandaloso todo lo abarcó Y un aire de suspenso de la reunión se apoderó Así por 10 minutos ni un alma movió un dedo Empezaron a dudar si su señal fue verdadera Hasta que de pronto el momento llego Y el viejo sabio abrió sus labios y gritó la palabra fuego Un rayo de luz se vio entre el bosque y su cerebro Llamaradas invadieron al bosque entero Costaba al poblado creer lo que estaba viendo Era la prueba más certera del poder del silencio Era la prueba más certera del poder del silencio Como dicen por ahí Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras Este fue Irú Dulce silencio