Dios está en la brisa

Dios está en la brisa que roza mi alma En la huella callada del amanecer Es un canto escondido en las hojas doradas Un latido eterno que invita a creer Cuando el mundo se torna un susurro distante Cuando el tiempo se quiebra en su andar Su voz es un río que fluye en mi pecho Su paz es un faro en la inmensidad Dios está en la brisa, en cada latido En el eco del cielo sobre el mar Él es la sombra que danza en los campos El hilo invisible que vuelve a hilar Dios está en la lluvia que besa la tierra En la luz que despierta la flor Es el paso invisible que cruza los siglos El alba que cubre la desolación No temo el silencio, no temo la duda Su amor es un viento que viene y se va Me envuelve, me llama, me lleva en su gracia Sus manos sostienen mi fragilidad Dios está en la brisa… y en mi corazón