Pocos lugares verdes

No es raro verme en los pocos lugares verdes de Santiago Donde aquello que en mi casa pido ha sido regalado, aquí No hay asilo pa' los sentimientos vagos Pero pido que se vuelen de mi mano Los mirlos de Alameda Vuelan noventa y nueve, uno se queda Cruza líneas de mis manos como si fueran veredas en fin A ruidos de sirenas mente a tierra Que si corro o borro letras me entra tierra La multitud se aterra, lo corroboro Cuando producto del pánico oigo cesar los cánticos a coro Y no todo sale mal de todos modos Que cuando me acomodo, divago y me digo espera Plantaré más flores pa' crecer en desarraigo No tengo más pena que la sonrisa que traigo Y no desaparece hasta ver que no crece el árbol Ramas que me mecen, cesen, que debo hacer algo Como descifrar vocablos de las bocas en ayuna Que gritan lo que encargo, pero no me tragan ni una Ellas me aseguran que no van a conseguirlo Tengo alma de mirlo, pero miedo a las alturas Y pido perdón a Dios, tengo cruz, falta padre Perdimos conexión, tengo luz, falta cable A punto de prender el fósforo que está que arde Y como quema, me llama a la Alameda y llega tarde Están hartos de aserrín los maderos Al fin el primero de ellos habla Y sin hilar palabras es certero Cansado de hacer su cuerpo viruta Vieras como disfruta hacer arder aserraderos Su fuego fue transporte Su voz danza de mirlo Admiración al norte que el sur no ha perdido en siglos Su rabia es un acorde al borde de una guitarra Es una cara atacada, batalla tapada en nombres tan distintos Y la calle dice peligro, pero Es más común leerlo que sentirlo Los lugares verdes oscurecieron, cánticos cedieron Y no le pongo color para asumirlo No es raro verme en los lugares verdes de Santiago No es raro verme en los lugares verdes de Santiago No es raro verme en los lugares verdes Pocos lugares verdes que van quedando en Santiago