Maldiciones II

Maldito sea El que llora sobre la mercadería derramada Mientras duda de la sangre y las heridas Mientras calla la vergüenza, y la venganza De los que tienen todo contra los que tienen nada Maldito sea El que usa a dios como razón Para pedir resignación al pobre Pero nunca para condenar al rico Que acumula en molinos financieros el hambre de un pueblo entero Maldito sea El que empuña sus armas Contra los de su mismo color y de su barrio El que tortura al hijo del vecino Y amenaza con violar las escolares Con el palo de disciplinar la plebe Maldito sea El que hablaba de los derechos humanos Mirando por sobre el horizonte, con ojos arrobados Pero no ve lo que ocurre delante de sus narices Vista de halcón, condenan a kilómetros Pero son topos a los que el poder y la avaricia Enceguecen a un metro de distancia Maldito sea El vive en un Versailles chileno Mientras sus nanas viven en poblaciones subsaharianas Y sus conserjes los cuidan sin descanso De los miedos que ellos mismos sembraron Maldito sea El que cree que una vida de abusos Se soluciona con más teletones Con desafíos de salvadores rubios Con una fachada de democracia Y con más cajas de mercadería Porque el sueldo no le alcanza ni siquiera Al que trabaja dos vidas y media